jueves, 27 de marzo de 2014

Las nuevas tecnologías y las redes sociales nos hacen menos sociales

El ser humano es un necesitado de las relaciones sociales, como dijimos ya en la entrada anterior, el ser humano necesita de otros y de las relaciones con estos. Intercambiar información con otros se encuentra dentro de nuestra naturaleza.

Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías contamos con el lujo de poder comunicarnos de forma continua a lo largo del día, en cualquier momento y en cualquier lugar. De forma teórica, a mas posibilidad de comunicarnos, más comunicación. Pero en la ecuación debemos incluir la calidad de este intercambio de información, y el resultado no es el esperado. Ya que en cierto modo las redes sociales han ampliado la cantidad de comunicaciones que se realizan a lo largo del día, pero por otra parte, las relaciones personales se han visto afectadas de cierto modo. Cuando el proceso comunicativo se realiza utilizando como intermediaria una pantalla de ordenador, la información no verbal no llega a la otra persona, no podemos escuchar el tono de voz de la persona que nos está hablando, ni tampoco los gestos de su cara, estos elementos añaden información relevante para el receptor en el proceso comunicativo.

Lo que quiero decir queda muy bien explicado con este corto de Dani Montes:




 La publicidad, que siempre está al acecho de los cambios sociales, ha encontrado en la situación actual una nueva oportunidad. Así la marca de preservativos Durex, ha lanzado su campaña #TurnOffToTurnOn, con la finalidad de hacer ver a la gente que en este momento en el que más comunicados pueden sentirse, es en cierto modo el momento en el que más faltos se encuentran de la verdadera comunicación:

La comunicación no verbal

El ser humano es el único ser que cuenta con un lenguaje verbal con el que es capaz de comunicarse. Las personas somos seres sociales por naturaleza, tenemos la necesidad de comunicarnos los unos con los otros, transmitir información forma parte de nuestra naturales. 

Los seres humanos no solo cuentan con un lenguaje verbal para comunicarse, las personas también somos capaces de comunicarnos sin palabras, en muchas ocasiones un simple gesto o una mira puede ser suficiente para comunicar lo que pensamos a otras personas. Y ya lo dijo Maslow, cuando ordenó las necesidades de las personas en un esquema de forma piramidal, las relaciones con el resto de personas según este, ocuparían el tercer sector en esta división.




También cabe destacar que anatómicamente somos los únicos mamíferos a los que se nos ve la esclera (parte blanca del ojo), el resto de mamíferos tienen la pupila más grande. esta característica anatómica con la que contamos, nos permite comunicar a través de la mirada. Con la mirada podemos indicar direcciones, la gente puede apreciar lo que estamos mirando sin girar la cabeza, en cambio el resto de mamíferos no son capaces de transmitir tal información.





Los gestos también nos permiten comunicarnos sin mediar palabras. Nuestras posiciones o gestos involuntarios revelan pensamientos y sentimientos internos sin que esta sea nuestra intención. Estos son los gestos que más utilizamos y lo que en teoría delatan:

La palma de la mano abierta en todo momento: Es un gesto característico de las personas sinceras.
El puño cerrado: Revela tensión nerviosismo, con este gesto se oculta la verdad
Los hombros caídos: Sugiere depresión incapacidad, para hacerle frente a ciertas situaciones en la vida.
Sentarse con las dos piernas unidas paralelamente: Denota una personalidad cuidadosa y ordenada.
Cruzar la pierna en un ángulo de 90º al nivel de la rodilla: Persona ambiciosa. competitiva. Es un gesto poco común en las mujeres.
Sentarse sobre una pierna:  Sugiere una personalidad muy conformista a quien no le es fácil tomar decisiones.
Si la persona camina muy a prisa:  Sugiere una personalidad dinámica, inquieta, ansiosa por cumplir metas que se ha trazado en un tiempo determinado.
Si el individuo camina con pasos irregulares, y no mantiene una relación recta al caminar:  Denota una personalidad insegura, tímida y cansada.
Echarse hacia atrás en una butaca:  Sugiere confianza en uno mismo.

¿Hay hueco para la Gestalt en la Publicidad?



Como ya hemos viso en clase la Ley de la Gestalt es aquella por la que percibimos patrones globales y no estímulos sueltos. Hemos visto algunos ejemplos ya de como se puede aplicar esta ley al campo de la publicidad, sin embargo, la psicología y en concreto la Ley de Gestalt son aspectos importantes en el campo de diseño gráfico y de la publicidad. 

¿Por qué son aspectos importantes?

Pues bien, cuando intentamos vender un producto lo que buscamos es llegar a las emociones de los consumidores e intentamos cambiar su percepción acerca de las cosas.  Para conseguir todo esto es importante entender como las personas perciben los objetos y por está razón es importante la Gestalt ya que sus principios pueden útiles para averiguar y explicar cómo funciona la percepción visual. Y es que estos principios los utilizamos en la mayoría de los aspectos de nuestra vida cotidiana. 

Y es que nuestra percepción de detalles está sobre todo  influenciada por el primer vistazo y después vamos completando la organización visual de una manera predecible y que nos sale de forma espontánea. 

Algunos ejemplos de las leyes de la Gestalt que encontramos en la publicidad:

*Proximidad
Tendemos a agrupar los miembros más cercanos o próximos en el espacio, formando una unidad completa o un todo. 


*Semejanza
Hay una tendencia natural a poner en relación los elementos parecidos o iguales. Pueden ser similares en forma, color o dimensión.


*Cierre
Los seres humanos tienden a completar la forma con el todo cuando falta una pequeña parte.



*Figura-Fondo
El cerebro no puede interpretar un objeto como figura o fondo al mismo tiempo. El ojo reconoce una figura sobre un fondo, sin embargo figura y fondo pueden funcionar como fondo y figura respectivamente.

*Simetría
Las imágenes simétricas son percibidas como iguales, como un solo elemento, en la distancia. 


*También podemos combinar las leyes






El priming y sus demostraciones

El efecto de priming supone que mediante estímulos subliminales se pueden activar conceptos en tu mente de los que tú no eres consciente. Este efecto junto con el condicionamiento son los efectos que se pueden conseguir mediante estímulos subliminales pero también mediante estímulos supraliminales.

Debido a que nos nos quedaba muy claro este concepto y como se podía llevar a cabo su aplicación, hemos decidido buscar experimentos en los que se haya recurrido al priming.  Y estos han sido los que hemos encontrado:

¿Supone alguna diferencia sujetar una taza de café, fría o caliente a alguien?

La respuesta es sin duda que sí, ya que una taza de café dependiendo de la temperatura a la que esté hace que cambie nuestra percepción de la persona. 

En la Universidad de Yale se ha realizado un estudio donde se relacionó la percepción de los extraños y una taza de café. A los voluntarios en el experimento simplemente los introdujeron en una habitación donde estaba una persona totalmente desconocida que sostenía en ambas manos un libro, un periódico y una taza de café frío o caliente. El asistente del experimento pidió a los voluntarios que le sostuvieran la taza de café.

Posteriormente los voluntarios leyeron el perfil de una persona y debían valorar sus características. Asombrosamente, aunque el perfil era idéntico para todos los voluntarios, aquellos que sostuvieron la taza de café caliente afirmaban que la persona era más cálida y abierta mientras que los que sostuvieron la taza de café frío afirmaban que la persona del perfil era más gélida, egoísta y competitiva.

¿Y el olor a limpieza influye a la hora de ingerir alimentos?

En la Universidad de Utrecht, Alemania, se le pidió a un grupo de cincuenta voluntarios que se acomodasen en una habitación para llenar un cuestionario. Oculto a sus miradas se encontraba un cubo de agua con algunas gotas de detergente que emanaban un aroma perceptible, pero muy sutil.

Una vez que las personas terminaron su tarea, se les ofreció comida. Curiosamente aquellos que habían estado inmersos en la habitación perfumada con olor a detergente tardaban tres veces más en ingerir la comida, que los que habían realizado el cuestionario en una estancia sin ningún olor. Así, la activación inconsciente del concepto de limpieza nos haría más reacios a comer, sobre todo aquellos alimentos que no son altamente saludables para el organismo.

¿Y tiene algo que ver la luz con el racismo?

En la British Columbia University el experimento se llevó a cabo a partir de la manipulación de las luces. Los voluntarios eran personas de color de piel blanca tolerantes, sin el "aparente" menor asomo de racismo. Las personas debían permanecer cierto tiempo en una habitación, algunas sumidas en la oscuridad, otras con la luz encendida. 

Posteriormente les mostraron fotos de personas de piel negra. Aquellos que habían estado en la habitación a oscuras consideraron que los rostros que veían eran más peligrosos y manifestaron ciertas tendencias racistas en comparación con las personas que se mantuvieron en la habitación con la luz encendida. Así, el simple hecho de variar la luz, activó sus estereotipos más ocultos.


Todo esto deja ver la relación que existe entre lo consciente y lo subconsciente y como mediante ciertos estímulos podemos alterar nuestra percepción.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Teoría de los rasgos y estereotipos

Con motivo del anterior post acerca de la manera en la que el maquillaje influye en las personas a la hora de valorar a las personas, nos preguntamos si esa reacción se daba exclusivamente en el maquillaje y por lo tanto en los rostro de las personas, o si  por el contrario, esas reacciones se producían también al juzgar la apariencia que transmitían las personas por la forma en la que suelen ir vestidas.

Empezamos con la definición que da la Real Academia Española del concepto estereotipo: imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable.

Dado que los estereotipos influyen en nuestra forma de ver el mundo, al estar un concepto o imagen aceptada por toda la sociedad, tendemos a generalizar y ampliamos el alcance de éstos a todos los miembros de un grupo, pudiendo ser éstas tanto positivas, como negativas. Sin embargo, muchas veces están infundados y no tienen una base racional y coherente, por lo que se producen pensamientos erróneos que no coinciden con la realidad y nos llevan a juzgar a las personas e incluso a discriminarlas. El proceso suele ser: estereotipo como creencia, que lleva al prejuicio que influye en nuestras actitudes y que puede llegar a producir discriminación como comportamiento.

El primer psicólogo en profundizar sobre este tema fue Gordon Allport, con la Teoría de los Rasgos.
Con ésta quería descubrir cómo se diferencian los rasgos característicos de cada persona, diferenciándose de la perspectiva de los psicólogos anteriores que querían entender el por qué. Estos rasgos son las características propias de cada persona, los cuales el psicólogo dividió en un principio en dos tipos: individuales, que  hacían referencia a los rasgos característicos de cada persona, y comunes, que compartían los miembros de una misma sociedad o cultura.


Más adelante realizó una nueva clasificación en la que definió los rasgos como las características comunes y disposiciones a las características de cada individuo. Dentro de esta última categoría incluyó los rasgos cardinales, encargados de dirigir la conducta de la persona; centrales, que incluye las características por las que se define la personalidad de un individuo; y secundarios, que son las características menos importantes ya que se suelen mostrar tan solo en determinadas ocasiones.

Actualizando las conclusiones a las que Allport llegó, nos damos cuenta de que cada persona tiene una forma de actuar concreta que la diferencia de los demás, aunque muchas veces tendemos a agrupar a las personas en un mismo grupo no solo por su conducta, sino también por su aspecto físico.

Un ejemplo lo encontramos en este vídeo, en el que unos chicos han realizado un experimento por el que pretendían demostrar como influyen los estereotipos en las personas, que le ayudan cuando finge un mareo cuando va más arreglado y bien vestido, mientras que cuando va en chándal no le prestan su ayuda.

martes, 25 de marzo de 2014

Psicología de la apariencia, el maquillaje

Es sabido que existe una contradicción en el ámbito de la apariencia, ya que a pesar de que las personas somos mucho más de lo que transmitimos a primera vista, también tendemos a juzgar la personalidad de las persona por la imagen que reflejan a los demás.

Este es uno de los motivos por los que las personas recurren al maquillaje como una “herramienta” de perfeccionamiento en el día a día. En base a esto, Arnaud Aubert, catedrático del departamento de Neurociencia de la Universidad François Rabelais, comenzó a investigar los efectos que tienen los distintos productos de cosmética que las mujeres utilizan.

Realizó un experimento en el que presentaba a un público variado distintas fotografías de mujeres realizando las preguntas relacionadas con su atractivo físico y sus cualidades sociales. Tanto a la pregunta de si variaban la edad y el atractivo de la mujer dependiendo del tipo de maquillaje y a la de si parecía más seria y motivada, las respuestas fueron afirmativas en ambos casos.

Con este experimento, Aubert intentaba dar respuestas a preguntas como qué sucede en nuestra mente cuando juzgamos a alguien tan solo por su apariencia, si la valoración depende únicamente de la persona que observa, si existen patrones comunes cuando valoramos a la forma de ser de alguien por su imagen y si las reacciones cambian dependiendo del tipo de maquillaje.


Respecto a esta última pregunta, encontramos otro experimento realizado en el 2011 por Procter & Gamble y Nancy Etcoff, psicóloga de Harvard Medical School, que demuestra que en efecto, las percepciones y consecuentes reacciones de las personas  dependen del tipo de maquillaje que lleve la persona. El experimento consistía en comparar las percepciones de la gente ante cuatro tipos de maquillaje: natural, profesional, glamuroso y sexy; siendo los dos primeros más naturales y los dos últimos más coloridos y exagerados en comparación.



El resultado fue sorprendente, ya que los maquillajes natural y profesional obtuvieron más nota en el apartado de confianza, mientras que en el de glamuroso y sexy fueron considerablemente más bajas. Sin embargo, se dio la situación contraria en términos de atractivo físico. La explicación de Aubert acerca de este experimento, es que al camuflar las imperfecciones de la gente, especialmente en los dos últimos maquillajes, transmiten menos confianza al no ser tan expresivos con las imperfecciones comunes a los seres humanos a medida que avanza la edad.

jueves, 13 de marzo de 2014

El mágico número siete, más o menos dos

En 1956, el psicólogo George A. Miller, especializado en el ámbito de la psicología cognitiva, llevó a cabo un experimento llamado "El mágico número siete, más o menos dos, límites en nuestra capacidad de procesar información. 

Desarrolló esta teoría cuando estaba trabajando en la Universidad de Princeton y defiende que el número de objetos que puede albergar la mente humana a corto plazo es de siete, con un margen de más o menos dos. Este margen se debe a que cada persona tiene una forma distinta de procesar la información, por lo que el número varía de 5 a 9.

Basándose en datos empíricos, afirmó que el hecho de poder procesar más o menos componentes dependía del interés que el sujeto tuviera en el tema que tenía que recordar, siendo los más afines a él los que mejor y durante más tiempo recordaba y los que menos, los que una vez finalizado el experimento, e incluso antes, no quedaban almacenados en la memoria. También defendía que el número de elementos que podían recordarse dependía también de la categoría de éstos, siendo normalmente siete para números, seis para letras y cinco para palabras.

Otra forma de aumentar el número de elementos que podemos retener en nuestra memoria sería organizarlos en distintas agrupaciones que facilitarían su recuerdo cuando el cerebro quisiera acceder a ellos. Clasificar los elementos en grupos pequeños por categorías que nos resulten relevantes y familiares para más adelante poder recordarlos, puede ayudarnos incluso a que pasen a la memoria a largo plazo. Estas categorías deben organizarse de tal forma que puedan desmontarse para que podamos acceder fácilmente a la información que contienen.

Sin embargo, otros psicólogos que han investigado el mismo tema no están de acuerdo con que 7 sea el “número mágico”. Por ejemplo, Tarnow afirma que éste es 4, mientras que Murdock lo sitúa en 1. A pesar de esto, todos coinciden en que las variaciones dependen de cada persona y de cómo procese la información dada, influyendo también la forma y pronunciación en la que se emite ésta.

Lo que importa no es lo qué se dice, sino cómo se dice. Pero… ¿y si no es así?

En 1974 se llevo a cabo un estudio realizado por Elizabeth Loftus y John Palmer. Ellos se preguntaron si la memoria de un testigo ocular podía ser distorsionada por la información que este recibía después de un accidente de tráfico o un crimen. Para esto realizaron el siguiente experimento.
Varios individuos vieron siete escenas distintas en las que se mostraban accidentes de tráfico y se les pedía que contestaran a una serie de preguntas. En cada grupo las palabras con las que se formulaban las preguntas variaban, en uno la pregunta era: «¿A qué velocidad aproximada circulaban los coches cuando chocaron?». Mientras que en el otro grupo la palabra “chocar” se sustituía por: “colisionar, tocarse…”.
Se observó que el primer grupo daba cifran más altas que el segundo, solían ser 10 millas más que el segundo grupo. Los resultados indicaron, sin lugar a dudas que nuestra memoria sobre los acontecimientos es relativamente frágil y bastante susceptible de verse distorsionada.



Nos parece realmente interesante ya que hemos visto esta semana en clase la publicidad y la comunicación subliminal, y como ciertos estímulos pueden aumentar alguna necesidad ya existente. Y resulta que en este experimento, simplemente por variar un verbo llega a cambiar tu percepción de las cosas. Por lo que podemos llegar a la conclusión de que nuestra mente es bastante maleable. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Y pensábamos que eramos libres para amar...

Claus Wedekind es un biólogo suizo, que llevó a cabo un experimento con la finalidad de descubrir como las personas seleccionamos a nuestras parejas. Sí eres de los/as que piensan que tiene un tipo determinado de pareja, olvídalo, cuando veas el vídeo dejarás de utilizar la frase "no es mi tipo" o quién sabe, puede que empieces a utilizarla.

La elección de la pareja puede parecer una acción totalmente libre, puede comenzar por un simple atractivo físico o por una encantadora personalidad, o por lo menos es lo que siempre habíamos pensado.


Si quieres sorprenderte con los resultados mira el siguiente vídeo:

Sesgo de la difusión de la responsabilidad

Este sesgo del comportamiento humano consiste en la perdida del sentimiento de la responsabilidad cuando hay más personas que pueden hacerse cargo del asunto en cuestión.

El mejor ejemplo para explicar este sesgo es ponerse en la situación de que a una persona le pasa algo en mitad de la calle (se marea o se desmaya) nadie va a socorrerla porque todo el mundo piensa que cualquier otro puede acudir en su ayuda.


Un experimentó realizado en Londres demostró que no es más seguro tener un accidente en presencia de muchas personas, ya que al estar rodeado de un público extenso, la gente ignora al accidentado, por pensar que puede ser ayudado por cualquier otro.