Este sesgo del comportamiento humano consiste en la perdida del sentimiento de la responsabilidad cuando hay más personas que pueden hacerse cargo del asunto en cuestión.
El mejor ejemplo para explicar este sesgo es ponerse en la situación de que a una persona le pasa algo en mitad de la calle (se marea o se desmaya) nadie va a socorrerla porque todo el mundo piensa que cualquier otro puede acudir en su ayuda.
Un experimentó realizado en Londres demostró que no es más seguro tener un accidente en presencia de muchas personas, ya que al estar rodeado de un público extenso, la gente ignora al accidentado, por pensar que puede ser ayudado por cualquier otro.
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