En 1974 se llevo
a cabo un estudio realizado por Elizabeth Loftus y John Palmer. Ellos se
preguntaron si la memoria de un testigo ocular podía ser distorsionada por la
información que este recibía después de un accidente de tráfico o un crimen.
Para esto realizaron el siguiente experimento.
Varios individuos
vieron siete escenas distintas en las que se mostraban accidentes de tráfico y
se les pedía que contestaran a una serie de preguntas. En cada grupo las
palabras con las que se formulaban las preguntas variaban, en uno la pregunta
era: «¿A qué velocidad aproximada circulaban los coches cuando chocaron?».
Mientras que en el otro grupo la palabra “chocar” se sustituía por:
“colisionar, tocarse…”.
Se observó que el
primer grupo daba cifran más altas que el segundo, solían ser 10 millas más que
el segundo grupo. Los resultados indicaron, sin lugar a dudas que nuestra
memoria sobre los acontecimientos es relativamente frágil y bastante
susceptible de verse distorsionada.
Nos parece
realmente interesante ya que hemos visto esta semana en clase la publicidad y
la comunicación subliminal, y como ciertos estímulos pueden aumentar alguna
necesidad ya existente. Y resulta que en este experimento, simplemente por
variar un verbo llega a cambiar tu percepción de las cosas. Por lo que podemos
llegar a la conclusión de que nuestra mente es bastante maleable.
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